El 5 de Mayo Los alumnos de 1º CD de Bachillerato del colegio Salesianos de Atocha nos encontrábamos a eso de las 9:00 de la mañana enfrente de un edificio muy diferente al que estamos acostumbrados a ver entre semana a esas horas.
Se trata nada más y nada menos que uno de los lugares más importantes de nuestra capital, un lugar el cual, sin su visita, un viaje turístico por Madrid se consideraría incompleto; un lugar con siglos de historia y arte a sus espadas y cuyas estatuas e imágenes representadas en su fachada han visto con sus propios y perpetuos ojos tanto guerras, como manifestaciones, como desfiles, como millones de personas intentado contagiarse de una partícula de la sabiduría que este alberga. Por supuesto, me refiero al Museo del Prado.
El primer trato que recibimos como humilde grupo de estudiantes dispuestos a aprender algo más de mitología, fue una separación de los grupos para que estos fueran menores, las explicaciones nos resultaran más fáciles y dispusiéramos de más espacio.
Así pues, 1º C fue el primero en encontrarse entre sus muros, conducidos por un guía hacia nuestra parada, aunque en el camino aprovechamos para fijarnos en otras obras que no tenían que ver con el tema.
Llegamos un cuadro de aspecto colorido que representa una fiesta de los dioses. Se trata del Bacanal de los Andrios de Tiziano, en el cual nos explica su mito y la rebuscada representación que tiene cada figura. A continuación, nos muestras cuatro versiones por diferentes pintores de un mismo mito: ''Venus y Adonis''.Concretamente nos enseñan las de Annibale Carracci, Tiziano de nuevo y Veronés. Nuestra siguiente parada es el cuadre de Guido Reni de Hipómenes y Atalanta el cual representa el hermoso y fatídico mito de estos dos amantes. Sin más dilación somos conducidos hacia los cuadros en los que se representan los cánones de belleza de la época bajo la persona de Atenea, Afrotida y Hera plasmados en las obras de numerosos y conocidos artistas.
Nuestra visita estaría incompleta sin pararnos a observar el magnífico repertorio de obras mitológicas de Diego Velázquez y de Goya, por tanto, es allí donde nos dirigimos y podemos observar cuadros (aunque algunos ya nos fueran conocidos) como: Las hilanderas, La Fragua de Vulcano, Saturno devorando a sus hijos y otras muchas. Por último damos un pequeño recorrido por algunas esculturas, en la que nos centramos en aquella más representativa del día, aquella que representa a los amantes Ares y Afrodita en actitud afectuosa y con miradas cómplices.
Tras este paseo por el arte y el saber de nuestra historia, damos nuestra corta pero intensa visita acabada hasta nuevo aviso, porque si algo hay seguro, es que el Museo del Prado es un lugar al que siempre se volverá y nunca nos dejará de sorprender.
martes, 31 de mayo de 2011
miércoles, 11 de mayo de 2011
Visita al Planetario.
El martes 5 de abril, a pesar del calor casi sofocante, nos dirigimos al famoso planetario de Madrid, en le que nos espera un universo (nunca mejor dicho) por descubrir. Un corto trayecto con un buen número de pequeños incidentes nos abre camino a este día. Para empezar, nos dividen en grupos para intentar multiplicar la atención y somos conducidos a una sala con una gran cantidad de instrumentos con los que conocer en pequeña medida las grandes leyes de la física que rigen nuestro mundo, pero lo cierto es, que al fin y al cabo se desata el niño que llevamos dentro con tantos juegos y demostraciones que captan nuestra atención más que ninguna explicación.
Tras la misma, nos dejan un rato para seguir trasteando (un breve rato, si puedo añadir) y nos conducen a otra sala en la que podemos observar tanto fotografías de lugares cuyo parecido con la realidad nunca podremos comprobar y réplicas de los satélites que tantos años de ciencia llevan a sus espaldas.
Tras la segunda explicación ya se empiezan a oír quejas rápidamente sofocadas al grito de ''¡Tiempo libre!'' o de ''¡Foto de Grupo!''. ¿He hecho ya referencia a nuestro gran parecido con los niños?
Por último, la actividad que todos esperamos. En una especie de sala de cine redonda, la confusión de los que nos iniciamos en esta actividad se empieza a hacer evidente, pero cuando aparece la inmensidad del universo sobre nuestros ojos, el único sustantivo que recuerdo para describir mi reacción fue: Impresión.
Un precioso cielo nocturno con todo lujo de detalles (¡Más de los que me pude imaginar viviendo en esta ciudad de locos!) se alzaba sobre mí apenas a las 12:30 de la tarde. Pese a la monotonía de la explicación se hizo un momento de total relajación y disfrute. No podía parar de mirar a todas partes ni dejar de sorprenderme de el gran parecido con la realidad de esta proyección.
Finalmente las luces se encienden y nustras pupilas sufren las consecuencias al haber estado tanto tiempo dilatadas en la oscuridad, pero pese a ello, las imagenes que habían captado minutos antes seguirán en mi cabeza hasta una próxima visita.
Tras la misma, nos dejan un rato para seguir trasteando (un breve rato, si puedo añadir) y nos conducen a otra sala en la que podemos observar tanto fotografías de lugares cuyo parecido con la realidad nunca podremos comprobar y réplicas de los satélites que tantos años de ciencia llevan a sus espaldas.
Tras la segunda explicación ya se empiezan a oír quejas rápidamente sofocadas al grito de ''¡Tiempo libre!'' o de ''¡Foto de Grupo!''. ¿He hecho ya referencia a nuestro gran parecido con los niños?
Por último, la actividad que todos esperamos. En una especie de sala de cine redonda, la confusión de los que nos iniciamos en esta actividad se empieza a hacer evidente, pero cuando aparece la inmensidad del universo sobre nuestros ojos, el único sustantivo que recuerdo para describir mi reacción fue: Impresión.
Un precioso cielo nocturno con todo lujo de detalles (¡Más de los que me pude imaginar viviendo en esta ciudad de locos!) se alzaba sobre mí apenas a las 12:30 de la tarde. Pese a la monotonía de la explicación se hizo un momento de total relajación y disfrute. No podía parar de mirar a todas partes ni dejar de sorprenderme de el gran parecido con la realidad de esta proyección.
Finalmente las luces se encienden y nustras pupilas sufren las consecuencias al haber estado tanto tiempo dilatadas en la oscuridad, pero pese a ello, las imagenes que habían captado minutos antes seguirán en mi cabeza hasta una próxima visita.
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