El martes 5 de abril, a pesar del calor casi sofocante, nos dirigimos al famoso planetario de Madrid, en le que nos espera un universo (nunca mejor dicho) por descubrir. Un corto trayecto con un buen número de pequeños incidentes nos abre camino a este día. Para empezar, nos dividen en grupos para intentar multiplicar la atención y somos conducidos a una sala con una gran cantidad de instrumentos con los que conocer en pequeña medida las grandes leyes de la física que rigen nuestro mundo, pero lo cierto es, que al fin y al cabo se desata el niño que llevamos dentro con tantos juegos y demostraciones que captan nuestra atención más que ninguna explicación.
Tras la misma, nos dejan un rato para seguir trasteando (un breve rato, si puedo añadir) y nos conducen a otra sala en la que podemos observar tanto fotografías de lugares cuyo parecido con la realidad nunca podremos comprobar y réplicas de los satélites que tantos años de ciencia llevan a sus espaldas.
Tras la segunda explicación ya se empiezan a oír quejas rápidamente sofocadas al grito de ''¡Tiempo libre!'' o de ''¡Foto de Grupo!''. ¿He hecho ya referencia a nuestro gran parecido con los niños?
Por último, la actividad que todos esperamos. En una especie de sala de cine redonda, la confusión de los que nos iniciamos en esta actividad se empieza a hacer evidente, pero cuando aparece la inmensidad del universo sobre nuestros ojos, el único sustantivo que recuerdo para describir mi reacción fue: Impresión.
Un precioso cielo nocturno con todo lujo de detalles (¡Más de los que me pude imaginar viviendo en esta ciudad de locos!) se alzaba sobre mí apenas a las 12:30 de la tarde. Pese a la monotonía de la explicación se hizo un momento de total relajación y disfrute. No podía parar de mirar a todas partes ni dejar de sorprenderme de el gran parecido con la realidad de esta proyección.
Finalmente las luces se encienden y nustras pupilas sufren las consecuencias al haber estado tanto tiempo dilatadas en la oscuridad, pero pese a ello, las imagenes que habían captado minutos antes seguirán en mi cabeza hasta una próxima visita.
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